sábado, 30 de enero de 2010

El Padre Martín realiza una autocrítica a su formación sacerdotal

“Nos formaron mimados como universitarios ingleses, encerrados en un seminario, prohibidos de ensuciarse en el polvo y en la contaminación de afuera”
En nuestro diario caminar entrevistando a diversos personajes de Lima entre ellos muchos políticos, empresarios, vecinos y también sacerdotes como en este caso, no hemos encontrado a un personaje como el Padre Martín Sánchez que esté dispuesto a poner el punto sobre la llaga con el objeto de ayudar a mejorar la visión que se tiene sobre el sacerdote y la religión católica.

Con la verdad en la mano y sin tapujos el Padre Martín opina sobre algunos puntos de su vida sacerdotal y el de sus colegas. Fue un poco corto, pero lo importante es que a través de esta entrevista ustedes podrán conocer un poco más al Padre Martín y sacar sus propias conclusiones.

LA ENTREVISTA

Usted es un sacerdote que ha sufrido carencias económicas en su niñez y se siente identificado con este problema. ¿POR QUÉ CREE QUE CIERTOS SACERDOTES VIVEN CON MUCHOS LUJOS Y SE OLVIDAN DE SU MISIÓN?
Aquí hay varios elementos, en primer lugar, si yo tuviera que hacer una autocrítica a mi formación sacerdotal tendría que decir que a nosotros nos formaron mimados como universitarios ingleses, encerrados en un seminario, prohibidos de ensuciarse en el polvo y en la contaminación de afuera. Recuerdo que siempre había muchos tabús en nuestra formación.



No se podía hablar de información sexual reproductiva, que es vital para el ser humano. Cómo podemos hablar si no conocemos. El cura no es de fierro. Este es parte de una serie de tabús que no se superaron en la formación. Yo estuve en el seminario desde el 87 hasta el 93 y yo sé por referencias que desde esa época hasta la actual, no ha mejorado, y lo que es peor; ha empeorado.

¿CUÁL ES LA SEGUNDA CRÍTICA?
Yo pido disculpas, pero en esto voy a ser radical. Yo creo que el evangelio viene a proponer un mundo feliz. Cuando el Señor habla de las parábolas, habla del reino. Un reinado, es una situación de bonanza, de bienestar, un equilibrio social al máximo y el Señor dice “el reino se parece al grano de mostaza, el reino se parece al que distribuye sus riquezas: los que nos formamos para ser parte de la Iglesia tanto sacerdotes como laicos o comprometidos o como nos llamemos nos formamos para ser promotores del Reino, por lo tanto, promotores de la felicidad. Promover significa, promover el equilibrio social, la equidad, que haya una paridad en la distribución de la riqueza. El discurso que yo manejo no es un cliché que a la fuerza he adoptado, sino tiene que ver con un estilo de vida.

¿QUÉ OPINA DE LA SUSPENSIÓN QUE LE HAN IMPUESTO?
A mí me han suspendido hace cinco años del ejercicio ministerial -y como siempre digo- a mi me han hecho un favor, porque ya no soy “el cura de misa y oye”, el curita que está metido en su parroquia, en su oficina, que almuerza, hace siesta, que atiende sólo de 4 a 6 pm. Esto no entra en mi esquema.


Para ser un ciudadano normal, tengo que sudar la gota gorda peruanamente como cualquier padre de familia… ¡Sudarla duro!. Por esto, mucha gente me dice “Padre Martín”, porque seré el Padre Martín hasta que me muera, o incluso más allá de la muerte. Porque esto es un sacramento que me lo ha dado Dios. Esto no me lo quitan los hombres: es más, donde voy, mi nombre es el Padre Martín y parece que mi nombre fuera Padre y mí apellido Martín.

¿NO TIENE MIEDO QUE LO SUSPENDAN DEFINITIVAMENTE?
No, por el contrario, yo me he fortalecido con esto y además yo he decidido vivir con esta vocación de por vida, y no por esto voy a ser menos sacerdote, pero tampoco voy a ser menos empresario.

¿QUÉ PIENSA DEL ECUMENISMO?
Yo tengo un pensamiento bastante amplio. Cuándo a mí me suspenden como sacerdote, el primer grupo que me da su respaldo fueron dos: la comunidad judía y los hermanos evangélicos: Mi "Iglesia" me hace recordar y con las distancias del caso, como cuando mataron al Señor, todos se esfumaron.

No vi a mi promoción del seminario. Mis amigos curas que me pedían favores para ayudar a sus parroquias, se hicieron humo. Agradezco a los judíos y evangélicos por acogerme con mucho cariño y creer en mí, y me siguen ayudando hasta el día de hoy.
Periódico "Vecino" versión impresa

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