martes, 23 de marzo de 2010

Terremoto en Chile ocasiona una hemorragia de vino

MOLINA, Chile - En la madrugada del día en que Chile fue sacudida por su peor terremoto en los últimos 50 años, Álvaro Galán saltó de la cama y corrió, en pijama, a su bodega de vinos.

En la oscuridad de las 04:00 de la mañana, García parecía estar en un submarino, que se movía y crujía en medio de las réplicas del sismo, mientras chorros de líquido salían de las grietas de los tanques que vibraban y chocaban unos con otros. Sólo que en lugar de agua, por el suelo de cemento del depósito corría un líquido rojo: cabernet.

Galán intentó desesperadamente pasar el vino a los tanques que habían sobrevivido, pero cuando finalmente salió el sol ya había perdido 110.000 litros (30.000 galones), más la parte de arriba de su pijama, que amarró al intentar hacerle un torniquete a un grifo roto.

"Si una de las escotillas hubiese explotado", recuerda, "habría salido volando con la presión y me hubiese llevado".

A lo largo de la región vinícola de Chile, productores como Galán corrieron de una lado a otro para salvar su sustento, durante las horas cruciales que siguieron al terremoto del 27 de febrero. Tres semanas después, la lucha desesperada continúa, en momentos en los que los agricultores levantan las vides y se apresuran a recoger la vendimia.

Un cálculo preliminar colocó las pérdidas en 125 millones de litros (33 millones de galones) valorados en 250 millones de dólares, lo que representa el 13% de la producción anual de Chile.

Es probable que los consumidores no detecten un aumento de precio, dado el tamaño del mercado mundial. Sin embargo, a medida que los funcionarios miden el costo de la reducción en la capacidad de producción del quinto exportador mundial de vino, muchos productores enfrentan una dura realidad económica que podría dejarlos sin negocio, propinándole un segundo puñetazo a familias que ya han sufrido la pérdida de hogares y seres queridos.

Además, Francois Waleski, un gerente de exportaciones de la productora de vinos Valdivieso, señaló que la industria ha tenido un nuevo desafío con la caída del dólares tras décadas de robusto crecimiento.

"Todos estamos luchando para mantenernos con la vendimia", dijo Waleski. "No me sorprendería si algunos viñedos no lo logran".

Las productoras de vino con grandes operaciones, que proveen las vendimias chilenas que terminan vendiéndose en anaqueles de Londres y Los Angeles, pueden cobrar sus seguros, reparar instalaciones y superar un año difícil.

Pero ese no es el caso de los productores más pequeños. Algunos sin seguro y deudas a cuestan deberán tratar de sobrevivir con una producción más reducida o salirse del mercado, lo que implica menos marcas de vinos chilenos alrededor del mundo.

"Para mí, que tengo una bodega, el costo de un seguro contra terremotos sería el fin", dijo Galán, quien salvó con sus propios esfuerzos su Viña Galán. Ahora, deberá usar sus ahorros para reparar las instalaciones.

En Lomas de Cauquenes, la última cooperativa de vinos de exportación en Chile, los gerentes se preguntan si su marca sobrevivirá. Veinte iniciativas similares han cerrado sus puertas desde los años 60, asfixiadas por la competencia con empresas más grandes.
Con información de "El Nuevo Herald"

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