El Vaticano ha respondido en los últimos días al escándalo por los casos de sacerdotes pedófilos acusando a los medios de comunicación y a las fuerzas anticatólicas de querer manchar al papa Benedicto XVI, reacción que expertos vaticanistas consideran una señal dedebilidad.
La intervención excepcional de monseñor Angelo Sodano, ex número dos del Vaticano, que inmediatamente antes de la misa del Domingo de Pascua, difundida al mundo entero por televisión, afirmó el apoyo de "toda la iglesia'' a Benedicto XVI, sorprendió por su carácter inédito.
Esa declaración se agrega a la denuncia por la prensa del Vaticano de una "campaña de propaganda grosera contra el Papa y los católicos'' y a la multitud de mensajes de solidaridad de prelados difundidos a lo largo de Semana Santa.
Pero esa estrategia defensiva no basta para acallar las revelaciones sobre los abusos sexuales ni las interrogantes sobre el silencio de Benedicto XVI, que antes de ser elegido Papa en el 2005 fue durante 24 años prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de la instrucción y sanción de los delitos religiosos graves.
El Papa y la Iglesia tendrían que "salir del búnker y de la psicosis del estado de sitio'' para ``solucionar las cuestiones planteadas por esta crisis gravísima'', estimó en declaraciones a la AFP Giancarlo Zizola, vaticanista del diarioRepubblica.
Como muchos otros especialistas, Zizola reconoce a Benedicto XVI la ``valentía'' de haber iniciado la lucha contra la pedofilia en el clero.
En vez de criticar las habladurías de los medios de información y de presuntas fuerzas hostiles, como lo hizo Sodano el domingo, "la Iglesia debería reconocer su papel en la investigación de los hechos'', sostuvo.
La polémica del Viernes Santo, tras el paralelo hecho por el predicador del Vaticano, quien comparó las críticas a la jerarquía católica por su actitud frente a los escándalos de pedofilia con el antisemitismo, ``dio la impresión de un Vaticano que pierde los estribos'', estimó el vaticanista Bruno Bartoloni.
Incluso el escritor Vittorio Messori, ferviente católico, exhortó a la Santa Sede a admitir "errores de comunicación'' y lamentó en las páginas del diario Corriere de la Sera ``una calidad inferior de la máquina eclesiástica''.
En opinión de Bartoloni "hay algo que falta alrededor del Papa, especialmente en la Secretaría de Estado'', en la que monseñor Sodano, considerado un "político hábil'', fue reemplazado en el 2006 por el apagado cardenal Tarcisio Bertone.
En medio del más difícil período de la Iglesia en 40 años, la personalidad del Papa, que ``tiene tendencia a trabajar solo, sin dar mayor importancia a los medios de información'', complica la tarea de los estrategas del Vaticano.
"No creo que él esté preocupado por la tormenta. Como profesor (de Teología), consagra su tiempo a escribir libros y discursos, a su misión destinada a mejorar la cultura evangélica'' de los fieles, consideró Zizola.
Sin embargo, la Iglesia tiene motivos para estar preocupada. ``Hay cuatro millones de alumnos y 3,500 instituciones católicas en el mundo. Si las familias empiezan a tener dudas será un problema porque esos niños son los futuros fieles'', señaló Bartoloni.
``Se necesitan cambios de fondo: reformar los seminarios, la selección del clero y una visión de la Iglesia como comunidad, con un papel más importante para los laicos junto a los sacerdotes, como ya es el caso en la India y Africa'', sostuvo Zizola.
Según Bartoloni, si la crisis sigue ampliándose, ``es posible'' que el Papa convoque un consistorio extraordinario con el fin de emitir instrucciones más severas en materia de pedofilia, como ``tomar la iniciativa de denunciar las situaciones turbias, en vez de esperar'' las demandas judiciales de las víctimas.
Y un día, aunque sea algo que no suceda durante el pontificado del sumamente conservador Benedicto XVI, la Iglesia Católica tendrá que abordar seriamente la cuestión de la sexualidad de los sacerdotes y de la obligación del celibato.
Con información de "El Nuevo Herald"
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