sábado, 6 de noviembre de 2010

China paga un precio elevado en el nuevo orden mundial

Recientemente, muchos analistas de EEUU han calificado a China de “polizón” colado en el orden internacional.


Afirman que China se beneficia de toda clase de ventajas del sistema, sin aportar a cambio la parte que en obligación le corresponde.

Se quejan de que China está utilizando la “paz ganada por EEUU” y el sistema económico abierto para obtener riqueza y poderío sin pagar nada. Llegan incluso al punto de afirmar que China está amenazando el control que ejerce EEUU sobre los océanos, según incrementa su maquinaria militar.

Al respecto, citan ejemplos tales como Irak y Afganistán, donde EEUU empleó tiempo, dinero y mano de obra para conquistar países, tras lo cual han llegado las compañías chinas a cosechar los beneficios. Este análisis es una de las razones que alimentan la ojeriza del Pentágono contra China este año.

Calificar a China de polizón o gorrón del orden internacional no sólo afecta las relaciones del país con Occidente, sino que también tiene efectos fuertemente negativos para su imagen internacional.

La oposición al término constituye un problema público enorme para la diplomacia de China. Hasta ahora, China se ha limitado a defenderse, aludiendo a su condición de país en vías de desarrollo, preocupado por las situaciones domésticas y sólo capaz de asumir de manera limitada sus obligaciones internacionales. En ese sentido, la nación coloca sus esperanzas en una futura elevación de su poderío, que entonces le permita sobrellevar una mayor carga de responsabilidades.

Pero esta explicación no basta para que EEUU baje el tono de su retórica. Es preciso rebatir con energía la caracterización de China como polizón. Si hay algo cierto es que China ha pagado un precio enorme para integrar y apoyar el orden internacional.
Ejemplo de ello fueron los obstáculos que debió remontar y los costos que debió abonar el país en su largo camino hacia la Organización Mundial del Comercio (OMC). China también ha hecho mucho para reformar las instituciones financieras internacionales. Sin su ayuda, habría sido imposible que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) se reformaran y desempeñaran un papel dominante en el manejo de la economía global.

China ha hecho grandes contribuciones a la seguridad del planeta, al procurar un equilibrio en la región de Asia y el Pacífico y como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la O.N.U.

Un ejemplo de lo dicho es su destacado papel en la búsqueda de soluciones pacíficas al diferendo en la península coreana.

Las guerras de EEUU en Irak y Afganistán se financiaron con dinero de China. Como mayor acreedor internacional de EEUU, China proveyó los fondos para los embates bélicos de EEUU. El descomunal gasto de guerra de EEUU, estimado en más de un billón de dólares en Irak solamente, habría sido imposible sin la compra constante de bonos nacionales de EEUU por parte de China.

Por lo tanto, no hay nada ilegítimo en que algunas compañías chinas liciten contratos en estos dos países.

El poderío estadounidense y los costos chinos son aún más obvios en el tema de la tasa de cambio. EEUU están utilizando su poder hegemónico para forzar la revaluación de las divisas globales, especialmente del yuan. China está pagando por impedir que se desmorone un imperio en crisis.

La acusación de que China viaja de polizón en el orden mundial es una afirmación profundamente hipócrita. Se trata de una teoría elaborada por EEUU que, si sigue circulando, deslustrará la imagen de China y humillará al país.(
Pueblo en Línea)

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