La economista Dilma Rousseff prometió trabajar obstinadamente para erradicar la miseria y aseguró que su gestión dará prioridad a la región suramericana y los países emergentes en su política exterior.
"Mi lucha más obstinada será por la erradicación de la pobreza extrema y por la creación de oportunidades para todos. No descansaré mientras haya brasileños sin alimentos sobre la mesa, familias en desaliento en la calle y niños pobres abandonados a la propia suerte", señaló.
Luego de juramentar el cargo de presidenta de Brasil, prometió, además, impulsar una reforma política y actuar con responsabilidad fiscal.
Asimismo, remarcó que Brasil priorizará sus relaciones "con los países vecinos sudamericanos".
Según Rousseff, los brasileños deben asociar su desarrollo económico, social y político al continente suramericano para "convertir la región en una parte esencial del mundo multipolar que se anuncia".
En otro momento, entre lágrimas, recordó su pasado de guerrillera y dedicó su conquista a los muertos por la represión política de la dictadura militar.
Al hablar por primera vez ante el Congreso como presidenta de la República, Rousseff, quien fue presa y torturada en la década del 70 durante el régimen militar, recordó que su generación dedicó su juventud "al sueño de un país justo y democrático".
"No tengo arrepentimientos, tampoco resentimiento ni rencor. Muchos de los de mi generación que cayeron por el camino no pueden compartir la emoción de este momento: comparto con ellos esta conquista y les rindo mi homenaje", acotó.
Andina
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