
Silenciosamente, los hermanos Winter han estado avanzando en su propio proyecto de lograr que el Poder judicial reconozca como válida la inversión realizada a finales de los 90, mediante la cual se amplió su participación en el capital de la empresa y se redujo a Baruch Ivcher a la condición de socio minoritario. Salidos hace unos años de la cárcel, los Winter han preferido la batalla discreta, a diferencia del injustamente indultado Crousillat que decidió una pelea penal denunciando nada menos que a 53 personas entre directivos de El Comercio, La República, la junta de administración de América Televisión, funcionarios de Indecopi y el Banco Wiese, etc.
Ambos procesos apuntarían, sin embargo, en la misma dirección: reconstruir el sistema de propiedad y gestión de los principales canales de televisión que existían hasta el año 2000, que como sabemos se vino abajo por el terremoto de los vladivideos. Casi una década después se ha diluido completamente la propuesta que se planteó en algún momento, de que el Estado democrático hiciera valer su derecho y recuperara el dominio de las señales de televisión concesionadas a empresarios privados que se vendieron a la dictadura. En particular fue el ex presidente Alejandro Toledo el que eludió esta propuesta que la tenía lista para la firma, y prefirió aprovechar la fuga y desgracia de los broadcasters para armar administraciones con pies de barro que le debieran el favor de mantener el control de empresas no saneadas.
En el 10 juzgado constitucional de Lima, el Dr. Carlos Solano Tenorio (el mismo juez que fue escogido para que viera el caso América TV y que fue obligado a inhibirse) declaró fundada la denuncia de Samuel y Mendel Winter, estando actualmente detenida la resolución de segunda instancia 7ma Sala Civil de Lima, que preside María Elena Palomino Thompson, a la espera que Ivcher entregue los libros de la empresa, lo que seguramente demorará tanto como se los permita la sala.
Ciertamente, el reciente despido de Beto Ortiz tiene que ver con esta situación difícil del empresario colchonero. A pesar de la clara tendencia naranja que ha venido mostrando el canal de la avenida San Felipe en Jesús María, con sus principales contrataciones, lo que es verdad es que lo que menos debe querer Baruch es banderizarse en el pleito de América Televisión. La opinión del juez en este caso ha sido muy instructiva y más o menos se resume en que no importa de dónde sacaron los Winter la plata para ampliar el capital, porque ya en lo penal se les sancionó por recibir dinero sucio, lo que cuenta es que ya se produjo una ampliación y a partir de ahí la mayor parte de las acciones son suyas.
Obviamente, la respuesta de Ivcher va por el lado de cuestionar que el fallo desligue el delito ya sancionado, de la inversión realizada con el producto de la corrupción. En última instancia lo que se está discutiendo son los derechos de los antiguos dueños que regresan sin que haya un impedimento legal principista que los detenga, ya que nadie estableció limitaciones a su eventual regreso. Una parte del país puede sentir este reestreno de la hiper-corrupción de los 90 como un escándalo inaceptable, pero lo que no está muy claro es cuán amplio es todavía este sentimiento con el tiempo transcurrido y la propia corrupción en la que han caído muchos de los supuestos moralizadores.
Es muy posible que el amague de regreso general de los amigos de Montesinos a los principales canales que se ve en estos días, represente más bien un símbolo de los tiempos ahora que entramos en un tramo electoral intenso y el Fujimorismo se muestra con pretensiones de volver a gobernarnos tanto en Lima y en todo el país. Al soltar a Crousillat, el presidente García ha abierto deliberadamente la caja de Pandora y dejado salir los demonios televisivos. En su mejor estilo ha creado una revolvedera en la que sólo él puede aparecer poniendo orden con el argumento de que puede dar o quitar indultos, y que puede desestabilizar a los empresarios que se sentían más poderosos en el control de la información televisiva.
Los observadores más avispados interpretan que la contraofensiva de la vieja mafia en el terreno de los grandes medios de comunicación prefigura una intensa negociación entre diversos actores con vistas al ingreso del proceso electoral y con el presidente en el centro de los acontecimientos.
Touché Toledo
Al margen de la valentonada de Pastor de anunciar, a nombre del gobierno, una investigación de la intervención del ex presidente Toledo en la transferencia de América Televisión al llamado Grupo Plural (El Comercio y La República), y de su posterior retroceso, lo que ha salido en claro de la jugada aprista es la confirmación por boca del banquero Bertini y del propio Toledo que se reunieron varias veces para conversar sobre la deuda de la televisora. En vez de llenarnos la boca de la palabra “transparencia”, es muy importante que uno y otro personaje aclaren qué fue lo que conversaron, porque de otro modo quedará siempre la duda de que el presidente de esa época estuvo involucrado en un arreglo en el que no le correspondía inmiscuirse.
Con información de "La Primera"


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