miércoles, 24 de marzo de 2010

Perú subcampeón en TBC

El mundo conmemora hoy el Día de la Lucha contra la Tuberculosia, fecha que encuentra a nuestro país en un triste segundo lugar regional en número de enfermos con este mal. Sólo Haití, la nación más pobre del continente nos supera. Actualmente son 35 mil las personas afectadas y la posibilidad de contagio en su entorno es de 1 a 3, lo que nos convierte en enfermos potenciales. Por algo el Perú ha sido declarado en emergencia sanitaria por la tuberculosis.

Si bien antiguamente la enfermedad era ligada al amor y, como tal, era tema de la literatura, la realidad de los enfermos no tiene nada de romántica y, por el contrario, los que la padecen sobreviven estigmatizados y en muchos casos son mantenidos alejados del entorno familiar, lo que los conduce a la depresión y empeora su estado.

Al margen de la publicidad sobre el crecimiento económico, los enfermos por el bacilo de Koch pertenecen mayormente a los sectores más pobres de nuestro país y si bien reciben medicinas gratuitamente, no cuentan con mayor ayuda estatal. En Lima, los distritos con altas tasas de afectados son Ate-Vitarte y El Agustino (cerro San Cosme).

Los hogares en donde existe un enfermo viven en una situación muy difícil. No sólo existe el temor que contagie a otro familiar sino que debe tener una alimentación con nutrientes, lo que es difícil en sus duras condiciones económicas. Aparte están las complicaciones causadas por las medicinas que en algunos casos dañan el hígado y provocan náuseas, mareos, dolores, lo que obliga a los pacientes a ingerir otros medicamentos que contrarresten los malestares.

Asimismo están los casos de los recuperados que quedan discapacitados por haber perdido un pulmón lo que hace difíciles sus posibilidades de trabajo. Ya no pueden, por ejemplo, laborar como obreros de construcción civil, entre otros, limitando sus posibilidades de empleo y de contribuir al mantenimiento de la familia.

TBC extremadamente resistente
Lo mas peligroso y grave de la actual situación es el aumento de los enfermos con tuberculosis TBC-MDR o multidrogo resistente y peor aún con la TBC-XDR que significa extremadamente resistente. A estos dos grupos se les administra medicina especial por espacio de dos años, aunque muchos sufren recaídas, por lo que deben ser nuevamente medicados. De los XDR solo se curan un promedio de 50 por ciento, otros fallecen. Los afectados con tuberculosis simple pueden recuperar la salud en seis meses si cumplen con el tratamiento recomendado y tienen una buena nutrición.

El Dr. Oswaldo Jabe, médico neumólogo y especialista en tuberculosis, lanza la voz de alerta: “El microbio de la tuberculosis esta en el aire y cualquier persona que este baja de defensas o que viva en hacinamiento se puede contagiar; actualmente somos el país campeón en tuberculosis multiresistente, lo que hizo expresar a un conferencista en un certamen internacional que el Perú debía ser aislado”, refirió

Según el especialista, la tuberculosis es la hermana pobre de los otros males y es poca la preocupación para contrarrestarla, no sólo por parte del ministerio de salud sino también de los gobiernos regionales. “Pese a que se extiende, no le dan importancia posiblemente porque no les genera beneficios. Ojalá no suceda como en los 90, cuando se aseguró que había sido erradicada, pero no era cierto y hubo descuido”.

Jabe recomendó a los que sospechen de haber adquirido el mal que se sometan de inmediato a un despístaje y no solamente de la tuberculosis simple sino de la multiresistente. “Toda demora va dañando mas el pulmón. En los países desarrollados desde un principio se hace el diagnóstico de la tuberculosis multiresistente para que no haya pérdida de tiempo”, señaló.El galeno dijo también que el tratamiento debe ser en dosis adecuadas porque lo contrario puede llevar al paciente a la muerte.

Defensores de los tuberculosos
Como una forma de concientizar a la población sobre este mal y sus consecuencias y llamar a la solidaridad de la comunidad, el pasado sábado se realizó en Vitarte un conversatorio organizado por el Comité de Defensa de los enfermos de TBC del Perú.

Ante las quejas de enfermos y recuperados sobre el maltrato que padecen en los hospitales por parte de algunos médicos y enfermeras, el Dr. Jave preciso que desgraciadamente hay personal que no comprende que la mayoría de los profesionales de salud pertenecen a los mismos sectores populares que el de los afectados por la TBC. “Entiendo lo que padecen porque yo mismo he sido victima en un hospital de Essalud, donde me tuvieron 4 horas esperando en el suelo”.

Igualmente, recordó que años atrás había hospitales especiales para enfermos de TBC como el Hipolito Unanue (Bravo Chico) pero al asegurarse falsamente que la tuberculosis había desaparecido se transformaron en generales “y ahora ya ni quieren atender a los enfermos del pulmón. Por eso es importante la organización de los afectados”, puntualizó.

Por su parte, la enfermera Lizbeth Hidalgo, quien trabaja en el hospital de salud de Huaycán donde hay actualmente 115 pacientes de TBC, dijo que son muchos los trabajadores de salud que se han contagiado del mal. “Si bien usamos un respirador, estamos expuestos”, afirmó.

“La mayoría de los que pertenecemos a este comité hemos sido enfermos de TBC y felizmente nos hemos recuperado pero no podemos permanecer indiferentes ante el dolor de otras personas. Según los informes de Estrategia sanitaria del control de tuberculosis del Minsa tres personas mueren diariamente por la tuberculosis, nuestros niños están desnutridos, se condena a las futuras generaciones a tener los pulmones con cavernas, huecos y a morir”, señaló en el foro Edisa Medina, dirigente del comité.

Tomy es una guapa joven aparentemente llena de vida, que hasta hace poco desempeñó el cargo de presidenta del comité de afectados. “Fui víctima de la enfermedad, se juntó la muerte de mi madre, el estrés y la falta de alimentación; felizmente me curé pero ahora lucho por los pacientes porque hay mucha discriminación, el gobierno, el ministerio de salud, tienen el deber de preocuparse por los enfermos, a veces no hay diagnósticos claros, demoran un año para operar y se pierde un valioso tiempo. La tuberculosis es una enfermedad social. La constitución y las leyes señalan que el Estado está en la obligación de dar salud pero eso no se cumple”.

Su hija murió por el mal que ahora sufre su nieta
Hace un año doña María Fernández perdió a su hija de 30 años, madre de tres pequeños y que murió de tuberculosis multiresistente. Por falta de nutrientes su debilitado organismo no soportó la cantidad de medicamentos que le daban en el hospital de Huaycán.

El pasado jueves, la humilde mujer fue arrojada a la calle por rudos policías que no entendían su situación de madre y abuela y que sólo ejecutaban la orden de desalojo de un insensible juez. Para su desgracia, una de sus nietas, de apenas 8 años, ha sido diagnosticada con la misma enfermedad que llevó a su madre a la tumba.

“Ya no sé qué hacer, no puedo ni trabajar porque tengo que atender a mi hijo invalido y a mi nieta enferma; hay días que no tenemos ni para comer, todos estamos en peligro de contagiarnos, qué será de nosotros, que el gobierno nos ayude”, dice y los sollozos le impiden seguir hablando.

Lo premian por dar su valiente testimonio
Afincado, después de llegar de Apurimac, junto a su esposa y sus dos menores hijos en un cerro de Huaycan, Víctor Melgarejo sintió que el mundo se le venía abajo cuando en el 2007 le diagnosticaron tuberculosis multiresistente.

“Fue un golpe muy grande, una pesadilla; me dijeron que tenía que tomar medicinas por seis meses pero mi organismo las rechazaba, todo lo botaba, a los tres meses abandone el tratamiento pero como seguía peor regrese y ahí me entere que tenía la tuberculosis multiresistente, que mi pulmón estaba destruido y que debía medicarme obligatoriamente por dos años. Pesaba 37 kilos, me derivaron al hogar San Pedro de Chosica y después al Hipólito Unanue” cuenta

Luego prosigue: “Rogué a Dios por mi curación, pensando en que mis hijos me necesitaban. Al año y medio me operaron del pulmón, estuve 12 horas en la sala de operaciones. Hay personas que te ven mal, amigos que se alejan, yo tuve la suerte que mi esposa me apoyara mucho. Tengo cuatro ingresos al Hipólito Unanue, ese lugar es terrible. Estás en un pabellón donde todos los días agonizan y mueren compañeros a tu costado. Entre nosotros nos ayudamos, hay enfermeras malas que te tiran las pastillas y allá tú si las tomas o no; una de ellas me dijo que me iba a morir. Es terrible padecer esta enfermedad. Luché por mi vida y lo sigo haciendo, ya estoy mucho mejor. Por mi testimonio he recibido premios de Holanda y Canadá que han servido para mi tratamiento”.

Testimonio de una madre
Con la voz quebrada Melania relata las vicisitudes que vive su hijo que, aunque recuperado, sigue padeciendo las secuelas de la tuberculosis. “Tocar este tema es muy difícil; hace siete años que mi hijo lucha con la secuela de la enfermedad. Lo más triste y doloroso es cuando no puedes comprar medicinas y la sociedad permanece indiferente. Por la negligencia de algunos médicos mi hijo permanecía internado mientras lo consumían las fiebres y los dolores, no mejoraba y las medicinas le hacían daño; no podía caminar ni una cuadra. Le dijeron que tenía el pulmón destruido, arrojaba sangre y era un sufrimiento para toda la familia. Después de otro tratamiento en que le colocaban una ampolla diaria y le daban 15 pastillas empezó a mejorar, lo operaron y contra todo pronóstico salió bien. Ahora se encuentra interno porque le han descubierto una bacteria en el hueco del pulmón operado, pero se está recuperando”.
Con información de "La Primera"

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