Por: Manuel Fernández B.
La crisis económica y la cercanía de las elecciones generales convirtieron el financiamiento de la educación superior en un tema de debate público en Inglaterra. El propio rector de la Universidad de Oxford llamó hace unas semanas al gobierno a eliminar la norma que impone un máximo a los aranceles universitarios.
Una discusión que no es ajena a Chile: en 2009, las universidades estatales presionaron al gobierno por más financiamiento y, tras el terremoto, el Consejo de Rectores pidió al Ministerio de Educación facilidades para acceder a recursos.
El economista inglés Nicholas Barr, de la London School of Economics (LSE), lleva 30 años estudiando el tema y es uno de los expertos más influyentes en el mundo. Él asegura que un sistema 100% financiado por el Estado (como era el británico hasta 1998) es "inviable y socialmente regresivo".
Su modelo ideal, introducido en 2006 al sistema inglés, es uno que mezcle aportes públicos y privados: los estudios son subvencionados por el Estado y los alumnos cubren la diferencia con un crédito que pagarán cuando trabajen y mediante descuentos por planilla.
-El punto entonces es cuánto aporta el Estado versus cuánto aportan los privados.
"Eso debe variar por área. Economía es una carrera barata de dictar y sus egresados suelen ganar bien. Ahí el aporte privado debe ser mayor. Pero si a un país le interesa que haya programas como música y teatro, esos alumnos deben recibir un apoyo estatal mayor".
-¿Funciona ese sistema si la calidad de las instituciones es tan heterogénea, como en Chile?
"Si el Gobierno deja al sistema solo, algunas universidades se volverán más ricas y otras retrocederán. Uno de los roles del Gobierno es fomentar la redistribución dentro del sistema, para evitar ese problema".
-Por lo mismo, las "ues" estatales han exigido un trato especial del Gobierno. Dicen que cumplen un servicio social.
"¿Qué significa 'cumplir un servicio social'? Podría significar que trabajan con estudiantes más vulnerables. Si es así, el dinero no debe ir directo a la universidad, sino a los alumnos vulnerables, y que las instituciones compitan por ellos. O podría significar que los beneficios sociales de sus programas son mayores que los de otras inversiones. De ser así, me cuesta creer que una universidad entera logre eso. Es posible que lo haga en áreas específicas, por lo que el dinero debe ir al área".
-¿No convendría darles más dinero a las universidades sólo por ser estatales?
"El sistema no debe financiar instituciones, sino el logro de objetivos de calidad, acceso y eficiencia. Si va a financiar universidades debe ser por buenas razones, como que el país quiera tener una universidad en el extremo sur. Pero, incluso en ese caso, el criterio es geográfico, no por el hecho de que la institución sea pública o privada".
Con información de "El Mercurio"
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