sábado, 17 de julio de 2010

Manuel Burga, el campeón del fracaso

Lleva 18 años al frente de la Federación Peruana de Fútbol con pésimos resultados deportivos. El 97% de peruanos quiere que se vaya de la FPF.


Por Juan Novoa Shuña

A los 53 años, la madurez de un hombre debe estar al tope. Firme en lo que hace y en lo que no debe hacer. Consecuente con sus fracasos para reconocer cuando se está de más. Y Manuel Burga está de más hace varios años, pero parece no entenderlo. Se aferra al cargo desde la soberbia, y muchos dicen que lo hace porque quiere alcanzar un cargo en la FIFA.

Si los pasillos de la FPF lo tienen desde 1992, año en que asumió como secretario del entonces presidente de la entidad, Nicolás Delfino, los caminos del fracaso lo han abrazado ya por 18 años. Y amenazan con ser más, por más que ahora haya contratado a Sergio Markarián como chaleco antibalas.

En cuanto a selecciones adultas se refiere, y retirando a las favoritas Brasil y Argentina, todos los equipos en Sudamérica pisaron el acelerador dejando a la carreta peruana muy atrás. Una carreta que desde el 2002, tras la salida de Delfino, conduce Burga valiéndose de compadrazgos y de un sistema diseñado para su continuidad.

Perú vivió (y vive) en la cola mientras Colombia y Chile iban a Francia 1998; Paraguay empezaba a asistir a todos los mundiales desde ese año; Uruguay llegaba por lo menos al repechaje para asegurar dos participaciones (2002 y 2010), y tanto Venezuela como Bolivia –que fue al Mundial de Estados Unidos 94– nos goleaban en su casa. Hasta Ecuador ha ido a dos mundiales consecutivos, en 2002 y 2006, con Luis Chiriboga –el Burga norteño– como presidente exitoso.

Aquí, Burga se iba quitando el problema de contratar a un técnico con las “benditas’ (o malditas) comisiones seleccionadoras que, formadas por hasta seis integrantes, hacían “tour’ por América entrevistándose con técnicos de distinto perfil o inventando encuentros para asistir a campeonatos de póquer, como ocurrió con algunos de sus miembros antes de elegir al DT para Sudáfrica 2010. Viajaron tanto y, al final, nos mandaron al matadero con Julio César Uribe y, sobre todo, con José del Solar.

Dieciocho años después de tropezar y tropezar, de lavarse las manos remitiendo el fracaso a las comisiones, Burga ha optado por elegir a Sergio Markarián para el proceso Brasil 2014. Se trata de un técnico capacitado y respetable que quizá pueda darle competitividad a la selección, pero la decisión de Burga más parece una manera de “justificar’ su continuidad más allá de octubre de 2010, mes de elecciones en la Federación.

DESCENDIENDO CON EL FÚTBOL

Pero Burga no solo tropezó con la selección mayor. Sus procesos al mando del fútbol peruano envuelven a las categorías sub 17, sub 20 y sub 23, casi todas de pésimos resultados, salvo la sub 17 diseñada por Juan José Oré y que clasificó al Mundial 2007. Y vale recordar que JJ llegó al cargo como parche, apenas terminado el fallido proceso de Carlos Picerni en menores.

En medio de los fracasos deportivos, Burga alzaba la voz para decir que “los dirigentes no juegan”. Al mismo tiempo, sorprendía con resoluciones favorables a sus amigos o aliados (en 2007 amnistió al Áncash de José Mallqui; en 2003 perjudicó al Boys y les dio la mano al Alianza Atlético de Lander Aleman y al Cienciano de Juvenal Silva.

En 2005 mantuvo en su directorio a Klide Vega (quien había fraguado un documento de la FPF para que su hijo ingresara a la universidad) y llevaba al fútbol peruano al borde de la desafiliación en su disputa con el Congreso y con el IPD.

Lo contrario ha sucedido en Francia, por ejemplo, donde el mismo presidente de ese país, Nicolás Sarkozy, exigió una investigación por el fracaso en Sudáfrica 2010. Jean Pierre Escalettes, titular de la Federación, no se escudó en “papá FIFA’, como Burga hizo en su momento, y tuvo la dignidad de dar un paso al costado. Dignidad es una palabra que no existe en la Videna.
Con información de "Perú 21"

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