lunes, 23 de agosto de 2010

Los milagros de Lourdes

Por: Jaime Bayly
Cuando, en abril de 2009, Lourdes Flores aceptó presidir Peruvian Airlines, un influyente abogado me comentó que Lourdes había recibido considerable dinero del propietario de dicha aerolínea, alias César Cataño, y cometido un grave error al presidir la aerolínea cobrándole a Cataño, puesto que Cataño estaba siendo investigado por la justicia dados sus vínculos con el narcotráfico y que esa aerolínea (para la cual Cataño primero adquirió unos aviones Antonov que no funcionaron, siendo que Cataño fue estafado con esos Antonov, y para la que luego Cataño compró otros cuatro aviones) era, en realidad, un negocio montado con el propósito de lavar dineros del narcotráfico, del mismo modo que el ahora preso Fernando Zevallos hizo con Aerocontinente.

El consejo que me dio el influyente abogado fue el siguiente: cuando entrevistes a Lourdes, pregúntale cuánto le pagó Cataño, fue mucho dinero.

Desde entonces, semana tras semana, la productora de mi programa, Ximena Ruiz Rosas, invitó a Lourdes, pero la ex candidata presidencial declinó darme una entrevista. Cuando decidí instalarme en Lima en julio pasado y comenzar una edición diaria de mi programa, Ximena le propuso a Lourdes que fuese la primera invitada. Lourdes se negó.

Era evidente que Lourdes no vendría al programa, tal vez porque pensaba que el 2006 no pasó a la segunda vuelta porque la entrevista que me concedió entonces le hizo un daño político no menor, pues ella quiso dar una imagen liberal que resultó chirriante y contradictoria con la imagen de mujer conservadora que muchos televidentes tenían de ella.

Al quedar claro que Lourdes, ya siendo candidata a la alcaldía de Lima, no vendría al programa, decidí que, como no podría hacerle la pregunta cara a cara, se la haría hablándole a la cámara, retóricamente: Lourdes, ¿puedes contarnos cuánto te pagó Cataño?

Si Lourdes fuese maliciosa y calculadora, no habría caído en la trampa de contestar mis preguntas.

Pero Lourdes cometió el error de enviar a la prensa un voluminoso legajo en el que daba cuenta de sus ingresos personales y los de su estudio de abogados desde el 2006 hasta el 2010.

Al leerlo, hice las cuentas deprisa (faltaba poco para salir al aire) y llegué a la conclusión de que Lourdes había recibido unos 330 mil dólares de alias Cataño, es decir, alrededor de un millón de soles (y eso era sólo lo que ella declaraba). Aquella noche dije en televisión que me parecía un grotesco error político recibir un millón de soles de un señor que hace más de un año está siendo investigado por la justicia por narcotraficante y socio en lavado de dineros de los narcos, un señor que ya en 1983, cuando se llamaba Adolfo Carhuallanqui, había sido capturado en Junín con cien kilos de cocaína, razón por la cual al año siguiente cambió su nombre al de César Cataño para confundir y esquivar a la justicia, propósito que en efecto consiguió, ya que sus expedientes fueron robados de la Corte de Junín y en 1996 lo absolvieron, declarando que sus delitos habían prescrito.

Sin embargo, a mediados del año pasado (a finales de agosto de 2009), varios programas periodísticos (principalmente Cuarto Poder y El Perro del Hortelano) pusieron en evidencia el turbio pasado de alias Cataño y, desde entonces, la justicia de Tacna y la procuraduría antidrogas abrieron una investigación sobre los sospechosos negocios de Cataño (cuyo fallo debe ser emitido antes de fin de setiembre). Poco después, tras ser amonestada en público por prominentes líderes de su partido, Lourdes Flores renunció a Peruvian Airlines.

Era de presumir entonces que, enterada por la prensa del origen dudoso de la fortuna de Cataño y del prontuario policial del señor, Lourdes se alejaría del todo de Cataño para salvar su carrera política.

Pues no fue así.

Al día siguiente de que yo dijera en mi programa que Lourdes había cobrado un millón de soles de alias Cataño en los últimos cuatro años, la propia Lourdes fue al programa de Rosa María Palacios y reveló algo que la desdoró y ensució todavía más: que a fines del año pasado hizo “un trabajito” para Cataño (que no quiso revelar) y que alias Cataño la remuneró con diez mil dólares mensuales de enero a junio de este año, de este año 2010, cuando ya todos sabían (y Lourdes no podía ignorar) que Cataño estaba bajo investigación policial y que una montaña de evidencias y testimonios de sus cómplices lo incriminaban.

Para mi perplejidad, Lourdes sumó al error político de haber recibido dineros de Cataño cuando ya el señor estaba siendo investigado por la justicia, un error típico de un político en campaña: dijo que estaba orgullosa de su conducta y que no había hecho nada malo. No reconoció su error. No pidió disculpas. No devolvió al menos el dinero que Cataño le pagó los primeros cinco meses de este año. No: dijo que no había hecho nada malo.

Entonces me pareció que hubiera sido más inteligente decir que no estaba bien informada sobre la mala reputación del tal Cataño, que había confiado imprudentemente en la buena fe del próspero empresario, pero que, a la vista de las pruebas que ponían en entredicho su honor y sus vínculos con el narcotráfico, ella reconocía que se había equivocado al asociarse con alias Cataño y cobrarle un dinero cuando estaba siendo investigado por la justicia y que, para corregir a tiempo ese error, donaba tal dinero (no necesariamente los 330 mil dólares, pero al menos los 50 mil que cobró este año) a una causa benéfica, como testimonio de que, si había dudas fundadas sobre la turbia procedencia de esos dineros, ella no se quedaría tan tranquila con la plata.

Lourdes siguió diciendo que no se había equivocado, pero el daño ya estaba hecho.

A la vista de su conducta, consideré que, una vez más, Lourdes había demostrado singular torpeza política y una alarmante incapacidad para distinguir a las personas confiables y honorables de las personas desleales o indeseables.

Sin embargo, como los peruanos eligieron presidente al señor Toledo en 2001 a sabiendas de que estaba negando a su propia hija biológica Zaraí, me dije que los limeños podían ser perfectamente capaces de perdonar a Lourdes sus vínculos con Cataño y premiarla con la alcaldía de Lima en octubre próximo. Yo fui uno de los que no votaron por Toledo el 2001 porque me parecía indecente que negara a su hija y sería uno de los que no votarían por Lourdes para la alcaldía de Lima porque me parecía indecorosa su conducta en el caso Cataño y, sobre todo, torpe y altanera su terquedad en justificar algo tan impresentable.

Fue entonces cuando me hicieron llegar un correo electrónico a mi cuenta más privada diciéndome que Lourdes había defendido al ex jefe del SIN, general Salazar Monroe, y que había recibido un pago de dicho general como consecuencia del litigio.

Enseguida le hice a Lourdes la pregunta retórica desde la televisión: ¿es cierto que defendiste al general Salazar Monroe y que el general te pagó?

Lourdes lo negó con vehemencia. Dijo que ella había demandado al general cuando era jefe del SIN y que el general había perdido la demanda. Dijo también que ella había enfrentado valientemente a Salazar cuando el general se hallaba “en el esplendor de su poder”.

Sin embargo, Lourdes se disparó al pie y encendió mi suspicacia: la misma noche que hizo tan enfáticas afirmaciones, un comunicado del PPC afirmó que el estudio de Lourdes Flores demandó al general Salazar el año 2000. ¿No había dicho Lourdes que lo había demandado cuando era jefe del SIN, es decir, entre 1991 y 1996? Alguien mentía: Lourdes o su comunicado. O cabía una tercera hipótesis: Lourdes había demandado a Salazar cuando fue jefe del SIN y, después, también el 2000.

En cualquier caso, aquella flagrante contradicción, que provino de la propia Lourdes Flores, me hizo pensar que no estaba contando toda la verdad, sólo la parte que le convenía, y que algo bochornoso o incómodo para ella escondía de su demanda al general Salazar, demanda que no llegó a juicio y se resolvió rápida y amigablemente con el pago que Salazar Monroe hizo a sus cuñadas, según se apresuraron a decir Lourdes y el abogado de Salazar Monroe.

Las investigaciones de mi equipo periodístico revelaron que hay constancia notarial de que, en enero de 2002, Lourdes Flores recibió 25 mil dólares en efectivo del representante legal del general Salazar Monroe y su esposa Dora Luna, quienes no asistieron a la conciliación extrajudicial porque ella, Dora Luna, estaba enferma y él, Salazar Monroe, se encontraba preso.

El argumento de las hermanas Rosa y Elsa Luna para demandar (con Lourdes Flores como abogada) a su hermana Dora y a su cuñado Salazar Monroe fue que tanto el general Salazar como su esposa Dora vivieron un número de años en la casa de los suegros de Salazar Monroe, es decir, la casa de los padres de Dora, Elsa y Rosa Luna, no habiendo pagado alquiler por vivir en dicha casa. Adicionalmente, Rosa y Elsa Luna demandaron a su hermana Dora alegando que la madre de las tres hermanas había regalado joyas valiosas a Dora, joyas que, en realidad, pertenecían a las tres hermanas.

Lourdes Flores negoció con el abogado del general Salazar Monroe y su esposa Dora, y ambas partes acordaron que la demanda se retiraría y no irían a juicio si se hacía el pago de 25 mil dólares en efectivo que el abogado del general Salazar entregó a Lourdes Flores.

Lo que me lleva entonces a las siguientes preguntas que me parece que Lourdes Flores tiene la obligación moral de responder:

UNO. ¿Mintió cuando dijo que demandó a Salazar Monroe en la época en que era jefe del SIN y se encontraba en el esplendor de su poder?

DOS. ¿De los 25 mil dólares que recibió del abogado del general Salazar Monroe, cuántos fueron para ella?

TRES. ¿Consignó ese pago en su declaración anual de impuestos y tributó sobre ese dinero?

CUATRO. ¿No le parecía retorcido el argumento de que Dora Luna debía pagarle un alquiler a sus padres por vivir en la casa de ellos, siendo que vivió con sus padres y con el consentimiento de ellos?

CINCO. ¿No pensó siquiera un momento que esos 25 mil dólares en efectivo que le entregó el abogado del ex jefe del SIN podían haber sido robados por Salazar Monroe cuando era jefe del SIN?

SEIS. ¿No tuvo reparos morales en considerar que estaba ganando su demanda al recibir, plata en mano, un dinero que provenía de un general corrupto, aliado clave de Montesinos y su mafia?

Lourdes Flores debería decirle la verdad al país respecto de este caso porque los dineros y el patrimonio del general Salazar Monroe tienen un origen turbio, habida cuenta de que, según el testimonio de dicho general a la justicia peruana, él manejó personalmente dos partidas reservadas del SIN entre 1991 y 1996 por un monto aproximado de 180 millones de soles, es decir, unos 60 millones de dólares.
Con información de "Perú 21"

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