Aunque reside en los Estados Unidos, el periodista y analista político Álvaro Vargas Llosa revisa a fondo el panorama político peruano previo al 20 de diciembre, plazo para que las agrupaciones políticas discutan sus candidaturas y definan sus posibles alianzas.
¿Cómo percibe el juego de alianzas electorales que se despliegan en estos días?Como el país se enrumbó por una vía económica determinada, empieza a haber menos diferencia entre las distintas agrupaciones de las había en el pasado. Todos hacen esfuerzo por diferenciarse y marcar su espacio o su cancha, pero es evidente que si uno escarba un poquito las diferencias no son demasiadas, todos ellos en cierta forma están ofreciendo administrar, salvo el radical Ollanta, la herencia. No conozco a alguien que plantee cambio radical al modelo.
¿Es buena la idea de hacer una alianza de candidatos frente a la opción fujimorista de Keiko Fujimori?
No, puede ser riesgoso adelantar la segunda vuelta. Espero que ocurra en la elección presidencial lo que ocurrió en la elección municipal en Lima, que compitieron dos opciones muy respetables desde el punto de vista de su lealtad al sistema democrático. Espero que Keiko, opción antidemocrática, no pase a segunda vuelta.
¿Por qué riesgoso?
Podrían acabar haciéndole un gran favor al fujimorismo. La primera vuelta es para diferenciarse, para que cada uno desarrolle su perfil.
Keiko tiene gran aceptación, ¿ves su candidatura como una opción firme de segunda vuelta?
Puede ocurrir, sí. Mis deseos son otros pero no podría negarlo. Si en el balotage está el fujimorismo, se dará una polarización en las opciones democráticas. En ese escenario, yo creo que el fujimorismo no puede ganar. Tiene un voto negativo muy alto, eso es insuperable.
Alejandro Toledo dice que podría dialogar con Ollanta Humala, ¿crees que concretarían una alianza?
No creo. Es un juego retórico, una especie de coquetería para la galería que no solo hace Toledo, sino lo hacen todos a esta altura del partido. Los dos van y quieren ser candidatos. Los dos quieren el poder. Y, prácticamente, eso es lo único en lo que están de acuerdo. En primera vuelta, lo veo imposible.
Nuestro diario ha insistido que el Gobierno interfirió en la elección municipal reciente, en contra de Villarán. ¿Qué papel crees que tendrá el partido del gobierno y el Presidente en la elección presidencial del 2011?
No es ciencia atómica. No hay que ser zahorí, para saber qué le conviene al presidente García. Le interesa tener una bancada parlamentaria importante y que el candidato del Apra no gane la elección. Está en un cierto dilema, necesita desde la oposición tener una parcela del poder. Lo que más ayudaría al Apra, porque entra a esta elección bastante golpeada, es tener una candidatura independiente, no un militante, que le daría un atractivo mayor.
¿Quién crees que sería?
No sé. Meche Aráoz o Alfredo Barnechea, quizás.
¿Y qué rol podría tener el Gobierno y el Apra en el proceso electoral?
Siempre es un riesgo en el Perú despreciar al Apra. El Apra tiene muchas formas, sobre todo cuando está en el poder, de hacerse sentir en esta elección. No creo que no tenga ningún juego, creo que será un factor, aunque no sabemos de qué tipo.
Alan García ha mostrado su simpatía con Castañeda Lossio y Keiko Fujimori, ¿crees que el Presidente pueda influenciar a favor de ellos?
Bueno, a él no le interesa que gane otro menos el candidato aprista. Quién le garantiza menos hostilidades el próximo gobierno, quién es más vulnerable a la presión que pueda ejercer el Apra desde la oposición, esas son las consideraciones o los criterios que tiene García, yo creo. Probablemente, Castañeda es el que más encaja en ese identikit. Pero García es un viejo zorro político y esto va a ir en función a cómo se mueva el tablero. Si tiene que abrazarse mañana con Toledo, que es un enemigo casi personal, lo hará porque García hará lo que más le convenga.
Con los fujimoristas ya ha tenido acuerdos, desde inicios de este Gobierno.
Veo muy difícil que García apoye al fujimorismo. Por momentos, tuvo ese devaneo, ese coqueteo, pero se pilló los dedos. Cuando se arrimó demasiado a ellos la reacción del país fue explosiva y García pagó un precio muy duro. El último episodio de eso fue el malhadado decreto legislativo 1097, que ya conocemos.
Un gobierno de Ollanta y Toledo sería para García el escenario más difícil, ¿no crees? No me atrevo a descartar nada y en principio sí, a García no le interesa tener a Toledo en el gobierno. Si puede evitarlo lo va a tratar de evitar. El problema es que el fujimorismo a García no le garantiza nada. Ya lo persiguieron en el pasado y allí subiría uno que otro tecnócrata, pero también un montón de gente con ganas de venganza, con antecedentes semimafiosos. García estaría jugando con fuego si está pensando en ir con ellos.
Fuerza Social, ha entrado con fuerza al escenario político. ¿Qué futuro crees que tendrá?
Tienen un problema muy serio y es que el atractivo de esa fuerza es Susana Villarán, no Fuerza Social. Si van como partido o alianza en solitario, no van a hacer un gran papel. No va a poder endosar su simpatía. En la izquierda peruana hay una ilusión, que la izquierda ha resurgido. No creo que haya pasado eso.
Con información de "Diario 16"


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