Por: Nicolás Hidrogo Navarro
Las voces críticas sobre la real situación de la universidad peruana, incluido de las provincias, indefectiblemente no saldrá desde adentro, de los que tienen engullidos el pedazo de torta entre su boca, so peligro que por hacerlo suelten ese delicado manjar laboral.
Pese a todos los publirreportajes engañosos que nos venden a través de los medios de comunicación y su propio oficina de imagen institucional, la realidad maquillada, termina por levantarse cada mañana con la cara real ajada y desmejorada y esa verdadera imagen la viven los mismos estudiantes, los mejores jueces de su fracaso, su disminuida calidad académica y la falta absoluta de lo que –sólo en palabras- resuena como vacuas ideas que esconden la triste realidad- la calidad exige. Ellos saben que la universidad sólo es un barniz para completar el currículo y justificar una caza laboral en el futuro. Sirve poco la formación, pero el cartón vale mucho. Como es tradicional en el Perú, aunque no sepas nada y aunque asistas a mil capacitaciones nunca aplicadas, lo que manda y vale es el papelito Por lo demás, se aprende haciendo en el trabajo. El profesional se aprende haciendo ¿Y entonces para qué una acreditación de la universidad? Las teorías y clases áulicas son sólo ejercicios de socialización colectiva.
UNA MIRADA DESDE ADENTRO
La Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo” es una unidad académica estatal –la única con esta condición, en la región Lambayeque, de más de un millón de habitantes- que tiene en sus aulas unos dieciséis mil estudiantes en 24 carreras profesionales. Con ya cuarenta años de existencia. Curricularmente poco a cambiando, aunque infraestructuralmente pretenda vendernos la idea de casa nueva y moderna.
El 80% de sus profesores sobrepasan los 55 años de edad, así que si lo miramos de este modo, no es tan nueva en su espíritu y su disfuncionalidad es tal que sólo de casi tres cuartos de millar de profesores que enseñan en su totalidad y dictan clases en aulas, sólo un 15% aproximado tiene formación pedagógica, el resto son ingenieros, veterinarios, médicos, sociólogos, enfermeros, ingenieros civiles, puros que están fungiendo de profesores en las aulas, sin tener nociones científicas de un diseño curricular, un plan de estudios, cómo hacer una clase magistral o cómo operan las competencias y capacidades intelectiva en sus estudiantes a la hora de la transferencia informativa o generar motivaciones significativas en el proceso enseñanza-aprendizaje. Conclusión enseñan, con el ostentoso y oropeloso, titulacho de catedrático, meros abogados, médicos, economistas, ingenieros, médicos, sociólogos, usurpando la labor de un docente, transfiriendo información, pero no formando profesionales con competencias profesionales humanistas.
El sistema de ingreso IBM obsoleto: memorismo antes que criticismo
Mientras la educación secundaria se desvive por formar en competencias metacomunicativas, razonamiento lógico, valores y significatividad de los aprendizajes vivenciales, la universidad de un plumazo hecha por la borda todo esto con su ingreso memorista de 100 preguntas tipo IB –en tres horas- que explora sólo el nivel memoria y anula el nivel de análisis crítico, demostración de capacidades intelectivas metodológicas y actitudes para el estudio e investigación.
La universidad sigue exigiendo autómatas memoristas programados en tres horas para devolver cual grabadoras conocimientos cognitivos y condicionando al sistema educativo nacional al fracaso, porque “el éxito erróneo en los colegios estatales ha sido vencido por las academias y colegios preuniversitarios, midiendo que cuanto más ingresantes tienen a las universidades, mejor es el tipo de enseñanza. Las academias y colegios preuniversitarios no educan, sólo instruyen paporreteramente, atiborrándolos de conocimiento memorístico, sintonía exacta a la frecuencia de la universidad: las fechas, los nombres, las clasificaciones, importan más que el producto y el razonamiento procesual del conocimiento implícito. Eso es lo que pide la universidad, ese es el daño histórico que la universidad peruana le hace a la educación nacional, y nadie dice nada.
Currículos de hace 30 años atrás: los mismos cursos con diferentes nombres
El análisis de los documentos de gestión formativa superior en la UNPRG evidencian que no sólo han plagiado documentos funcionales de otras realidades universitarias, aderezándolos con algunos sinónimos para maquillaros como diferentes, sino que funcionalmente los docente siguen trabajando con el sistema silabar de hace unos 30 años, cambiándolos de fecha y de algunos títulos nuevos, pero en esencia para ellos el conocimiento es uno solo y nada ha variado desde hace unas décadas atrás. Es muy cómodo seguir dictando un mismo curso hasta de memoria durante quince promociones.
Investigación diagnóstica y tesis de papel
En la biblioteca central Jaime Hernández de Souza, de la ciudad universitaria de la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo”-Lambayeque, junto al resto de bibliotecas y hemerotecas especializadas, existen alrededor de unas diecisiete mil tesis y proyectos, apolillados, obsoletos, anacrónicos y no vigentes ni en la realidad ni en la aplicabilidad. Nunca surtieron efecto ni cambiaron nada, sirvieron para dar un título o licenciar a alguien en algo, sólo se limitaron a describir diagnósticamente la realidad coyuntural desde uno y otro enfoque, pero igual siguen siendo candidatas a los punzones de las polillas en los anaqueles. Tesis que no se aplica, no se valida, no cambia nada, no sirve de nada
Extensión universitaria hasta la puerta de ingreso
Cual castillo feudal la UNPRG-Lambayeque se ha convertido en una isla disfuncional que hace mucho barullo interior, pero no produce nada. Sus razones de Formar profesionales, Investigar y Proyectarse a la comunidad, sobre todo esta última es una mera declaración lírica porque su radio de proyección universitaria es tan débil que sólo alcanza hasta la puerta de entrada de la universidad en papel. Creo que ese nombre impropio debería ser funcionalmente modificado por Proyección Intrauniversitaria. Y esto es, porque hasta el 95% de los estudiantes no saben par qué y a quiénes beneficia.
Cuando la publicidad esconde la realidad
Es lícito tener una oficina de imagen institucional, pero cuando su función es maquillar la realidad, evadir lo esencial y evidente de lo que pasa, de lo que opina, sugiere y quiere la razón de ser: los usuarios, entonces estamos hablando ya de una Oficina de Ocultamiento Institucional. La publicidad tiene su código de ética, de decir ponderadamente lo que es, da y quiere y sus propias limitaciones y alcances del producto o servicio, pero cuando todo lo que se publicita no es ni se da, entonces ya es un problema: fabricar ficciones, que le corresponde a los novelistas, pero no a los periodistas. Mucha publicad de la UNPRG-Lambayeque, como que un alto número de sus profesionales egresados está laborando, es una falsedad, pues se conoce que sólo el 12% de sus profesionales egresados con título, está laborando en un puesto laboral en el que se formó. Estadísticamente 12% no “es alto ni significativo”. Es un fracaso que debe replantear una moratoria de exámenes de ingreso y hasta un replanteamiento de las carreras –de fusión o cese-, en función de la necesidad y el contexto de exigencia laboral.
Maestrías y doctorados: masificación mercantil, facilista sin investigación ni producción intelectual
En los 90 y hasta los 2000, se creyó que las maestrías y doctorados como extensión de la investigación científica educativa iban a ser la panacea y la solucionar los problemas educativos –primero de la FACSHE y luego de la región- y para eso se abarató populistamente los costos hasta hacerlos más baratos que un CEO o una academia de baile de marinera. Pero nada. La masificación sin calidad docente ni exigencia, convirtió a esta unidad en una feria rodante con consecuencias económicas y metodológicas desastrosas. Del 100% que inicia sus estudios en una mención al llegar al cuarto módulo, sólo concluyen el 35-40% y de este porcentaje sólo el 25% obtiene sus títulos de magister o doctor –razón: pésima coordinación secuencial de la estructura y concepción epistemológica y concatenación metodológica de los productos acreditables de Proyecto de Tesis y Tesis en sí entre profesores de módulos I-IV, asesores y jurados calificadores, que lejos de animar, desmotivan y desaniman la continuidad y culminación.
Del 100% de los ya magísteres y doctores, sólo el 5% se ha convertido en un investigador consuetudinario y produce libros de metodología y conocimiento validado, desarrolla propuestas, artículos científicos, el resto muy oronda y huachafamente andan inflados como auténticos pedantes y -pese a estar ejerciendo la función docente en aulas- se molestan iracundamente cuando los llaman sus propios alumnos “profe”. Para muchos el obtener una maestría o doctorado no es para estar dotado con competencias investigativas, sino para lograr una plaza laboral en educación superior o ascenso laboral, obtener una bonificación económica adicional, o para estar estirando el gaznate exhibicionista y plumajuelas vistosas de pavorreal y ser “respetado”.
Una fábrica de tecnócratas y burócratas: los valores están supeditado a los saberes
El Perú siguiendo su tradición colonial tiene más abogados, ingenieros, enfermeras, médicos y maestros que el Perú necesita, aun cuando todos los profesionales con títulos estuvieran empleados cubriendo todos los puestos por necesidad social, todavía nos sobraría la mitad de profesionales “ya formados” para exportar. Hay más de los que se requiere, pero nadie hace nada por parar esta fábrica y reconvertir a las universidades en centros, más que de burócratas y tecnócratas, en técnicos que dejen atrás el viejo concepto laboral de oficina por el de centros de producción.
Ni hablar, con los valores.
La universidad es una escuela de la protesta, pero no de la propuesta. La universidad es una fábrica de campeones de la retorica conceptual, pero no de de la práctica. Esos políticos que hoy nos gobiernos tuvieron en la universidad su mejor escuela de la corrupción. Ese abogado que hace triquiñuelas para ganar sus juicios, esos jueces y fiscales que alguna vez pisaron la universidad hoy venden la justicia al mejor postor. Ese ingeniero o administrador o economista que llegó a ser alcalde o presidente regional, ha hecho de su gobierno el botín añorado con sus subscritores y aportantes en su campaña electoral. Esa enfermera que juró defender la vida y al paciente, se sienten dueños de los hospitales y los centros de salud y tratan a los pacientes como sus entenados. Esos son los profesionales que la universidad formó, sin ética práctica, más que ética y retórica barata de mitin populista.
Casi una universidad privada: tasas educativas acorde a los apetitos del consejo universitario
Comparativamente las tasas educativas de la década del 90 al 2000 y del 2000 al 2010, se ha multiplicado por varios dígitos. Un certificado de estudios que en los 90 valía 5 soles pasaron el 2000 a costar 40 soles y al 2010 se expide por 80 soles. La emisión de un título profesional, costaba en los 90 alrededor de 120 soles; a los 2000 pasó a 280 y hoy al 2010, pasó a 560 soles. Qué es esto. Ser más campeón que la propia inflación del país.
No sólo esto se equipara en costos a las universidades privadas, sino que se contradice con el discurso del gobierno universitario, constituido por autoridades, docentes, alumnos y egresados que dicen representar sus intereses. El estilo y mecánica de elección de autoridades se ha prostituido tanto que es una feria mercantil de compra, venta de votos y conciencia de los representantes elegidos. De esta manera se puede ganar un decanato, un rectorado, consejo de Facultad o un Consejo Universitario, rodeado de cómplices y afectos al gobierno de turno, para tener carta libre y hacer lo que se les venga en gana, apelando al viejo concepto de autonomía universitaria. Por ello se oponen con férrea tenacidad a las elecciones universales, porque se le acaba su negocio o se le haría más complicado comprar a todos los estudiantes y docentes electores.
Patria Roja: los embozados detrás del poder
Desde mi formación universitaria desde finales de los 80, una vieja amenaza soterrada paralizaba a gana y gusto las clases y la administración de la UNPRG, haciendo que todo sea un ciclo por año y los estudiantes envejecieran en las aulas. Mantenían pintados los pabellones, las pizarras y todo de donde se podía escribir con lemas todo de rojo, como la sangre misma de la violencia. Eran los Patrias Rojas. Cuando estuvieron en el poder su mayor desgracia fue que la oposición, Los Margaritos, le hicieran huelgas y paros. De aquí se colige que al mayor dolor para un ladrón es que le roben, para un huelguista que le hagan huelga.
El comedor universitario estaba superpoblado, de 300 usuarios que eran en los 90, 280 o debían ser patrias rojas o debían ser amigos que apoyaran en las marchas, tomas de local, paros y huelgas. Creo yo que Patria Roja, esos paranoicos fundamentalistas que siguen creyendo que las lecturas de Mao, Stalin, Polpov, Trosky, Marx, Engels, Molotov, el Che – obviamente desvirtuados de su contexto histórico y su concepción filosófica- deben aplicarse a raja tabla en un contexto moderno y evolucionado, siguen gobernando o hackeando la universidad aunque sea un raleado grupúsculo de oscuros personajes, apolillados y naufragados en ideas anacrónicas y obsoletas.
Comedor universitario: semillero de las tomas de locales y apoyantes de las huelgas: tú me apoyas yo te apoyo
Hasta antes del 2000 en la UNPRG-Lambayeque, el acceso al servicio del Comedor Universitario era presentado un expediente de indigente o estudiantes de provincias para tener un cupo, previa evaluación de una ficha socioeconómica. Después del 2000, ateniéndose a la autonomía universitaria y yo hago lo que quiero en la universidad y no le hago caso al Estado, el que me da la plata, esta modalidad se trocó por otra más controlista y amiguera. Era el decanato de cada Facultad en última instancia la que determina si daban o no cupo a un estudiante solicitante.
La lógica pareciera más justa y racional, descentralizar esta función a cada Escuela. Pero el criterio, a partir de esto, ya no fue la indigencia ni el origen provinciano, sino “apoyas o no apoyas al gobierno” y obviamente los más beneficiados terminaron siendo “los dirigentes estudiantes que manipulan y mueven las tendencias de los votos y a todo aquel que fuera afecto al poder. Es así como el Comedor Universitario de al UNPRG se ha convertido en un reducto, increíblemente, de los apoyantes de las tomas, paros y marchas y no necesariamente de los mejores estudiantes, de los que menos tienen o de los que por venir de provincias tienen dificultades.
En los últimos 5 años, con esta política, se han realizado alrededor de 96 paros, 18 huelgas que han consumido 09 meses de paralización de clases, pero claro los profesores siguen cobrando, sino. La UNPRG se encuentra tan desacreditada que realistamente el plan de estudio que debería llevara a cabo en el periodo e 5 años, con huelgas y paros sólo se cumplen 3.5 años, el resto son paros y huelgas bajo la facha de “más rentas para la universidad, homologación para los docentes (pero sin evaluación, nosotros solitos nos evaluamos cada vez que queremos)”. Triste realidad, de la que ningún documento de la famosa pretendida acreditación, con autoevaluación incluida, da cuenta.
La FACHSE: Una universidad dentro de otra universidad haciendo negocios
La Facultad de Ciencias Históricos Sociales y Educación FACHSE, es un caso especial. Es una universidad dentro de otra universidad. Es una feria ofertona de cursos, cursillos, títulos y titulachos. Su decanato es más apetecida por los politiqueros mañosos y los grupos de poder archipielizados al interior, por la cantidad de recursos económicos en juego.
Su crecimiento económico, presencia geográfica y su canasta diversificada de cursos y programas educativos ha crecido dispar con su crecimiento intelectual y de calidad educativa.
En esta Facultad tenemos un claro ejemplo en que no esta tan cierto que para mejorar la calidad educativa hay que pagar más a los docentes y que sólo eso por inercia la calidad del docente redundaría en la calidad educativa de los estudiantes. Ni las maestrías ni los doctorados obtenidos con beneficios y auspicios de la propia FACSHE, han logrado tal hazaña.
Cualquier docente nombrado en la FACHSE que obtiene por el Estado una remuneración básica entre los 1500-3000 soles por la carga académica de formación en los estudios regulares, según su dedicación exclusiva o su nivel, fácilmente triplica y hasta quintuplica este sueldo por estar ocupado en los programas especiales llámese LEMM, PCAD, LICOM, PCU, segundas especialidades, diplomados, maestrías, doctorados. Así que un docente de la FACHSE debería estar –por estar bordeando por encima de los 10,000 mensuales- en lo óptimo de su capacidad intelectual y hacer honor al intitulo de “catedrático” y más aún ser un productor permanente de textos propios –por supuesto no recopilaciones de artículos bajados del internet, sino material validado y producido por su experiencias de investigador.
En el pasado un catedrático era una catedral, un sabio, una lumbrera, un rector del saber, un intelectual que cambiaba el rumbo de la historia y ejercía un magisterio pygmalión sobre sus estudiantes. Aquí en la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo”-Lambayeque, no conozco alguien que por ventura se acerque siquiera a este ideal. Magísteres y doctores de puro adorno, sin producción intelectual, sin un magisterio trascendente, sin cambios en su metodología docente ni en su actitud hacia la investigación.
Jamás así, nunca jamás, siquiera conseguiríamos un Premio Nobel –indicador concreto de calidad y excelencia educativa en las grandes universidades del mundo-, eso sería una quimera.
Conclusión: La FACHSE se ha convertido en una unidad académica tipo mercachifle, con una política de clientelaje docente, autista y autosuficiente y tremendamente deudora de la mejora de la calidad educativa, las innovaciones metodológicas, una isla paria al interior de otra isla que vive desenchufada y autómata absorbida en sus procesos administrativos de fabricar cartones, abrir nuevas sedes e “inventar nuevos paquetes comerciales”, pero con poca capacidad para ser partera de su propio nuevo nacimiento como una Facultad moderna y funcionalmente comprometida con el desarrollo de la región.
Las voces críticas sobre la real situación de la universidad peruana, incluido de las provincias, indefectiblemente no saldrá desde adentro, de los que tienen engullidos el pedazo de torta entre su boca, so peligro que por hacerlo suelten ese delicado manjar laboral.
Pese a todos los publirreportajes engañosos que nos venden a través de los medios de comunicación y su propio oficina de imagen institucional, la realidad maquillada, termina por levantarse cada mañana con la cara real ajada y desmejorada y esa verdadera imagen la viven los mismos estudiantes, los mejores jueces de su fracaso, su disminuida calidad académica y la falta absoluta de lo que –sólo en palabras- resuena como vacuas ideas que esconden la triste realidad- la calidad exige. Ellos saben que la universidad sólo es un barniz para completar el currículo y justificar una caza laboral en el futuro. Sirve poco la formación, pero el cartón vale mucho. Como es tradicional en el Perú, aunque no sepas nada y aunque asistas a mil capacitaciones nunca aplicadas, lo que manda y vale es el papelito Por lo demás, se aprende haciendo en el trabajo. El profesional se aprende haciendo ¿Y entonces para qué una acreditación de la universidad? Las teorías y clases áulicas son sólo ejercicios de socialización colectiva.
UNA MIRADA DESDE ADENTRO
La Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo” es una unidad académica estatal –la única con esta condición, en la región Lambayeque, de más de un millón de habitantes- que tiene en sus aulas unos dieciséis mil estudiantes en 24 carreras profesionales. Con ya cuarenta años de existencia. Curricularmente poco a cambiando, aunque infraestructuralmente pretenda vendernos la idea de casa nueva y moderna.
El 80% de sus profesores sobrepasan los 55 años de edad, así que si lo miramos de este modo, no es tan nueva en su espíritu y su disfuncionalidad es tal que sólo de casi tres cuartos de millar de profesores que enseñan en su totalidad y dictan clases en aulas, sólo un 15% aproximado tiene formación pedagógica, el resto son ingenieros, veterinarios, médicos, sociólogos, enfermeros, ingenieros civiles, puros que están fungiendo de profesores en las aulas, sin tener nociones científicas de un diseño curricular, un plan de estudios, cómo hacer una clase magistral o cómo operan las competencias y capacidades intelectiva en sus estudiantes a la hora de la transferencia informativa o generar motivaciones significativas en el proceso enseñanza-aprendizaje. Conclusión enseñan, con el ostentoso y oropeloso, titulacho de catedrático, meros abogados, médicos, economistas, ingenieros, médicos, sociólogos, usurpando la labor de un docente, transfiriendo información, pero no formando profesionales con competencias profesionales humanistas.
El sistema de ingreso IBM obsoleto: memorismo antes que criticismo
Mientras la educación secundaria se desvive por formar en competencias metacomunicativas, razonamiento lógico, valores y significatividad de los aprendizajes vivenciales, la universidad de un plumazo hecha por la borda todo esto con su ingreso memorista de 100 preguntas tipo IB –en tres horas- que explora sólo el nivel memoria y anula el nivel de análisis crítico, demostración de capacidades intelectivas metodológicas y actitudes para el estudio e investigación.
La universidad sigue exigiendo autómatas memoristas programados en tres horas para devolver cual grabadoras conocimientos cognitivos y condicionando al sistema educativo nacional al fracaso, porque “el éxito erróneo en los colegios estatales ha sido vencido por las academias y colegios preuniversitarios, midiendo que cuanto más ingresantes tienen a las universidades, mejor es el tipo de enseñanza. Las academias y colegios preuniversitarios no educan, sólo instruyen paporreteramente, atiborrándolos de conocimiento memorístico, sintonía exacta a la frecuencia de la universidad: las fechas, los nombres, las clasificaciones, importan más que el producto y el razonamiento procesual del conocimiento implícito. Eso es lo que pide la universidad, ese es el daño histórico que la universidad peruana le hace a la educación nacional, y nadie dice nada.
Currículos de hace 30 años atrás: los mismos cursos con diferentes nombres
El análisis de los documentos de gestión formativa superior en la UNPRG evidencian que no sólo han plagiado documentos funcionales de otras realidades universitarias, aderezándolos con algunos sinónimos para maquillaros como diferentes, sino que funcionalmente los docente siguen trabajando con el sistema silabar de hace unos 30 años, cambiándolos de fecha y de algunos títulos nuevos, pero en esencia para ellos el conocimiento es uno solo y nada ha variado desde hace unas décadas atrás. Es muy cómodo seguir dictando un mismo curso hasta de memoria durante quince promociones.
Investigación diagnóstica y tesis de papel
En la biblioteca central Jaime Hernández de Souza, de la ciudad universitaria de la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo”-Lambayeque, junto al resto de bibliotecas y hemerotecas especializadas, existen alrededor de unas diecisiete mil tesis y proyectos, apolillados, obsoletos, anacrónicos y no vigentes ni en la realidad ni en la aplicabilidad. Nunca surtieron efecto ni cambiaron nada, sirvieron para dar un título o licenciar a alguien en algo, sólo se limitaron a describir diagnósticamente la realidad coyuntural desde uno y otro enfoque, pero igual siguen siendo candidatas a los punzones de las polillas en los anaqueles. Tesis que no se aplica, no se valida, no cambia nada, no sirve de nada
Extensión universitaria hasta la puerta de ingreso
Cual castillo feudal la UNPRG-Lambayeque se ha convertido en una isla disfuncional que hace mucho barullo interior, pero no produce nada. Sus razones de Formar profesionales, Investigar y Proyectarse a la comunidad, sobre todo esta última es una mera declaración lírica porque su radio de proyección universitaria es tan débil que sólo alcanza hasta la puerta de entrada de la universidad en papel. Creo que ese nombre impropio debería ser funcionalmente modificado por Proyección Intrauniversitaria. Y esto es, porque hasta el 95% de los estudiantes no saben par qué y a quiénes beneficia.
Cuando la publicidad esconde la realidad
Es lícito tener una oficina de imagen institucional, pero cuando su función es maquillar la realidad, evadir lo esencial y evidente de lo que pasa, de lo que opina, sugiere y quiere la razón de ser: los usuarios, entonces estamos hablando ya de una Oficina de Ocultamiento Institucional. La publicidad tiene su código de ética, de decir ponderadamente lo que es, da y quiere y sus propias limitaciones y alcances del producto o servicio, pero cuando todo lo que se publicita no es ni se da, entonces ya es un problema: fabricar ficciones, que le corresponde a los novelistas, pero no a los periodistas. Mucha publicad de la UNPRG-Lambayeque, como que un alto número de sus profesionales egresados está laborando, es una falsedad, pues se conoce que sólo el 12% de sus profesionales egresados con título, está laborando en un puesto laboral en el que se formó. Estadísticamente 12% no “es alto ni significativo”. Es un fracaso que debe replantear una moratoria de exámenes de ingreso y hasta un replanteamiento de las carreras –de fusión o cese-, en función de la necesidad y el contexto de exigencia laboral.
Maestrías y doctorados: masificación mercantil, facilista sin investigación ni producción intelectual
En los 90 y hasta los 2000, se creyó que las maestrías y doctorados como extensión de la investigación científica educativa iban a ser la panacea y la solucionar los problemas educativos –primero de la FACSHE y luego de la región- y para eso se abarató populistamente los costos hasta hacerlos más baratos que un CEO o una academia de baile de marinera. Pero nada. La masificación sin calidad docente ni exigencia, convirtió a esta unidad en una feria rodante con consecuencias económicas y metodológicas desastrosas. Del 100% que inicia sus estudios en una mención al llegar al cuarto módulo, sólo concluyen el 35-40% y de este porcentaje sólo el 25% obtiene sus títulos de magister o doctor –razón: pésima coordinación secuencial de la estructura y concepción epistemológica y concatenación metodológica de los productos acreditables de Proyecto de Tesis y Tesis en sí entre profesores de módulos I-IV, asesores y jurados calificadores, que lejos de animar, desmotivan y desaniman la continuidad y culminación.
Del 100% de los ya magísteres y doctores, sólo el 5% se ha convertido en un investigador consuetudinario y produce libros de metodología y conocimiento validado, desarrolla propuestas, artículos científicos, el resto muy oronda y huachafamente andan inflados como auténticos pedantes y -pese a estar ejerciendo la función docente en aulas- se molestan iracundamente cuando los llaman sus propios alumnos “profe”. Para muchos el obtener una maestría o doctorado no es para estar dotado con competencias investigativas, sino para lograr una plaza laboral en educación superior o ascenso laboral, obtener una bonificación económica adicional, o para estar estirando el gaznate exhibicionista y plumajuelas vistosas de pavorreal y ser “respetado”.
Una fábrica de tecnócratas y burócratas: los valores están supeditado a los saberes
El Perú siguiendo su tradición colonial tiene más abogados, ingenieros, enfermeras, médicos y maestros que el Perú necesita, aun cuando todos los profesionales con títulos estuvieran empleados cubriendo todos los puestos por necesidad social, todavía nos sobraría la mitad de profesionales “ya formados” para exportar. Hay más de los que se requiere, pero nadie hace nada por parar esta fábrica y reconvertir a las universidades en centros, más que de burócratas y tecnócratas, en técnicos que dejen atrás el viejo concepto laboral de oficina por el de centros de producción.
Ni hablar, con los valores.
La universidad es una escuela de la protesta, pero no de la propuesta. La universidad es una fábrica de campeones de la retorica conceptual, pero no de de la práctica. Esos políticos que hoy nos gobiernos tuvieron en la universidad su mejor escuela de la corrupción. Ese abogado que hace triquiñuelas para ganar sus juicios, esos jueces y fiscales que alguna vez pisaron la universidad hoy venden la justicia al mejor postor. Ese ingeniero o administrador o economista que llegó a ser alcalde o presidente regional, ha hecho de su gobierno el botín añorado con sus subscritores y aportantes en su campaña electoral. Esa enfermera que juró defender la vida y al paciente, se sienten dueños de los hospitales y los centros de salud y tratan a los pacientes como sus entenados. Esos son los profesionales que la universidad formó, sin ética práctica, más que ética y retórica barata de mitin populista.
Casi una universidad privada: tasas educativas acorde a los apetitos del consejo universitario
Comparativamente las tasas educativas de la década del 90 al 2000 y del 2000 al 2010, se ha multiplicado por varios dígitos. Un certificado de estudios que en los 90 valía 5 soles pasaron el 2000 a costar 40 soles y al 2010 se expide por 80 soles. La emisión de un título profesional, costaba en los 90 alrededor de 120 soles; a los 2000 pasó a 280 y hoy al 2010, pasó a 560 soles. Qué es esto. Ser más campeón que la propia inflación del país.
No sólo esto se equipara en costos a las universidades privadas, sino que se contradice con el discurso del gobierno universitario, constituido por autoridades, docentes, alumnos y egresados que dicen representar sus intereses. El estilo y mecánica de elección de autoridades se ha prostituido tanto que es una feria mercantil de compra, venta de votos y conciencia de los representantes elegidos. De esta manera se puede ganar un decanato, un rectorado, consejo de Facultad o un Consejo Universitario, rodeado de cómplices y afectos al gobierno de turno, para tener carta libre y hacer lo que se les venga en gana, apelando al viejo concepto de autonomía universitaria. Por ello se oponen con férrea tenacidad a las elecciones universales, porque se le acaba su negocio o se le haría más complicado comprar a todos los estudiantes y docentes electores.
Patria Roja: los embozados detrás del poder
Desde mi formación universitaria desde finales de los 80, una vieja amenaza soterrada paralizaba a gana y gusto las clases y la administración de la UNPRG, haciendo que todo sea un ciclo por año y los estudiantes envejecieran en las aulas. Mantenían pintados los pabellones, las pizarras y todo de donde se podía escribir con lemas todo de rojo, como la sangre misma de la violencia. Eran los Patrias Rojas. Cuando estuvieron en el poder su mayor desgracia fue que la oposición, Los Margaritos, le hicieran huelgas y paros. De aquí se colige que al mayor dolor para un ladrón es que le roben, para un huelguista que le hagan huelga.
El comedor universitario estaba superpoblado, de 300 usuarios que eran en los 90, 280 o debían ser patrias rojas o debían ser amigos que apoyaran en las marchas, tomas de local, paros y huelgas. Creo yo que Patria Roja, esos paranoicos fundamentalistas que siguen creyendo que las lecturas de Mao, Stalin, Polpov, Trosky, Marx, Engels, Molotov, el Che – obviamente desvirtuados de su contexto histórico y su concepción filosófica- deben aplicarse a raja tabla en un contexto moderno y evolucionado, siguen gobernando o hackeando la universidad aunque sea un raleado grupúsculo de oscuros personajes, apolillados y naufragados en ideas anacrónicas y obsoletas.
Comedor universitario: semillero de las tomas de locales y apoyantes de las huelgas: tú me apoyas yo te apoyo
Hasta antes del 2000 en la UNPRG-Lambayeque, el acceso al servicio del Comedor Universitario era presentado un expediente de indigente o estudiantes de provincias para tener un cupo, previa evaluación de una ficha socioeconómica. Después del 2000, ateniéndose a la autonomía universitaria y yo hago lo que quiero en la universidad y no le hago caso al Estado, el que me da la plata, esta modalidad se trocó por otra más controlista y amiguera. Era el decanato de cada Facultad en última instancia la que determina si daban o no cupo a un estudiante solicitante.
La lógica pareciera más justa y racional, descentralizar esta función a cada Escuela. Pero el criterio, a partir de esto, ya no fue la indigencia ni el origen provinciano, sino “apoyas o no apoyas al gobierno” y obviamente los más beneficiados terminaron siendo “los dirigentes estudiantes que manipulan y mueven las tendencias de los votos y a todo aquel que fuera afecto al poder. Es así como el Comedor Universitario de al UNPRG se ha convertido en un reducto, increíblemente, de los apoyantes de las tomas, paros y marchas y no necesariamente de los mejores estudiantes, de los que menos tienen o de los que por venir de provincias tienen dificultades.
En los últimos 5 años, con esta política, se han realizado alrededor de 96 paros, 18 huelgas que han consumido 09 meses de paralización de clases, pero claro los profesores siguen cobrando, sino. La UNPRG se encuentra tan desacreditada que realistamente el plan de estudio que debería llevara a cabo en el periodo e 5 años, con huelgas y paros sólo se cumplen 3.5 años, el resto son paros y huelgas bajo la facha de “más rentas para la universidad, homologación para los docentes (pero sin evaluación, nosotros solitos nos evaluamos cada vez que queremos)”. Triste realidad, de la que ningún documento de la famosa pretendida acreditación, con autoevaluación incluida, da cuenta.
La FACHSE: Una universidad dentro de otra universidad haciendo negocios
La Facultad de Ciencias Históricos Sociales y Educación FACHSE, es un caso especial. Es una universidad dentro de otra universidad. Es una feria ofertona de cursos, cursillos, títulos y titulachos. Su decanato es más apetecida por los politiqueros mañosos y los grupos de poder archipielizados al interior, por la cantidad de recursos económicos en juego.
Su crecimiento económico, presencia geográfica y su canasta diversificada de cursos y programas educativos ha crecido dispar con su crecimiento intelectual y de calidad educativa.
En esta Facultad tenemos un claro ejemplo en que no esta tan cierto que para mejorar la calidad educativa hay que pagar más a los docentes y que sólo eso por inercia la calidad del docente redundaría en la calidad educativa de los estudiantes. Ni las maestrías ni los doctorados obtenidos con beneficios y auspicios de la propia FACSHE, han logrado tal hazaña.
Cualquier docente nombrado en la FACHSE que obtiene por el Estado una remuneración básica entre los 1500-3000 soles por la carga académica de formación en los estudios regulares, según su dedicación exclusiva o su nivel, fácilmente triplica y hasta quintuplica este sueldo por estar ocupado en los programas especiales llámese LEMM, PCAD, LICOM, PCU, segundas especialidades, diplomados, maestrías, doctorados. Así que un docente de la FACHSE debería estar –por estar bordeando por encima de los 10,000 mensuales- en lo óptimo de su capacidad intelectual y hacer honor al intitulo de “catedrático” y más aún ser un productor permanente de textos propios –por supuesto no recopilaciones de artículos bajados del internet, sino material validado y producido por su experiencias de investigador.
En el pasado un catedrático era una catedral, un sabio, una lumbrera, un rector del saber, un intelectual que cambiaba el rumbo de la historia y ejercía un magisterio pygmalión sobre sus estudiantes. Aquí en la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo”-Lambayeque, no conozco alguien que por ventura se acerque siquiera a este ideal. Magísteres y doctores de puro adorno, sin producción intelectual, sin un magisterio trascendente, sin cambios en su metodología docente ni en su actitud hacia la investigación.
Jamás así, nunca jamás, siquiera conseguiríamos un Premio Nobel –indicador concreto de calidad y excelencia educativa en las grandes universidades del mundo-, eso sería una quimera.
Conclusión: La FACHSE se ha convertido en una unidad académica tipo mercachifle, con una política de clientelaje docente, autista y autosuficiente y tremendamente deudora de la mejora de la calidad educativa, las innovaciones metodológicas, una isla paria al interior de otra isla que vive desenchufada y autómata absorbida en sus procesos administrativos de fabricar cartones, abrir nuevas sedes e “inventar nuevos paquetes comerciales”, pero con poca capacidad para ser partera de su propio nuevo nacimiento como una Facultad moderna y funcionalmente comprometida con el desarrollo de la región.
Pero con el mismo plan de estudios, un plan estratégico y currículo remedo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, magísteres y doctores disfuncionales, sin producción ni preocupación real por salir fuera de sus muros, una gestión preocupada por seguir en una afán reeleccionista, obtestación y conservación del poder para lograr beneficios y repartijas del poder, una plana docente caduca, una precariedad de aulas –no porque estén bien pintadas o sean de ladrillos son modernas- y fundamentalmente con una enorme deuda de su encargo social, todo cambio sólo se hará en el papel y en el discurso.. Si existiera una evaluación de suficiencia profesional para todos los egresados, para medir sus competencias formativas, metodológicas y profesionales, creo que tendrían todos que volver a una complementación, retroalimentación y revalidación de sus títulos profesionales. Si alguien quiere hacer un estudio de todas las componendas políticas, los métodos y estilos de repartijas del poder, la forma de generar clientelaje político y el emporio de la ineficiencia e ineficacia, e allí a la FACHSE, buen punto, buen estudio, buen, caso, buen libro.
UNA MIRADA DESDE AFUERA
¿Y en qué nos beneficia a nosotros?
Visto desde afuera la universidad es una ciudadela de misterio, donde todos los días concurren unos dieciséis mil estudiantes en la mañana, en la tarde y en la noche. ¿Pero para qué está hecha? Allí se va a estudiar y los fines de semana a jaranear, aquí cerquita en la Bocana y en los chicherìos o en el Fundo de la propia Universidad.
Lambayeque tiene unos seis pueblos jóvenes: San Martín, Santa Rosa, Toribia Castro, Los Ángeles, Nuevo Mocce, Santo Domingo, pero nadie sabe a ciencia cierta para qué existe la universidad y a quién beneficia. El discurso justiicatorio se pierde o se esconde con al siguiente frase “formamos profesionales para servir al pueblo”. Peor al poblador no le interesa la formación, sino lo que nosotros podríamos decir “La extensión universitaria”, en salud, educación, organización, asesoría, capacitación, promoción del desarrollo humano, etc. Eso no existe, formal ni funcionalmente como una propuesta integrada.
Por eso todo el mundo señala, a la universidad la conozco sólo de pasada y de fachada.
Qué hay adentro y qué hacen
Adentro en la universidad hay más de un centenar de aulas con carpetas unipersonales –para que cada uno siga siendo individualista-, bibliotecas con libros editados hace 10, 20, 30 40 ò 50 años, con una ruma de tesis que a nadie le sirve, que casi nadie utiliza, porque prefiere ir a las fuentes modernas del internet, con laboratorios repitiendo los mismos experimentos de Pasteur, Joule, Pavlov, etc., sin generar un producto nuevo ni una invención sensacional que sorprenda al mundo y le sea útil a todos, estudiantes que hacen vida social en los cafetines porque entró el profesor “Agua de Manzana” –porque hace dormir a los estudiantes en clases- profesores como hormigas que van para allá y vienen hacia acá con poca comunicación y relación entre sí, aulas con profesores discurseando - “maleteando” – de lo mal que fue desarrollado el curso de Investigación I y lo obsoleto de sus esquemas de la década del 80 o profesores haciendo leer a sus estudiantes las mismas separatas de hace 15 años atrás, porque según él el conocimiento no ha cambiado, aunque él nunca ha ingresado a navegar a internet porque todavía no tiene tiempo para asistir a un curso de computación, etc.
Adentro es un mundo que los ciudadanos comunes y corrientes no entienden, ellos quieren que la universidad justifique el gasto que con sus impuestos les permiten vivir y darles el estatus de ciudadano empleado.
UNA MIRADA DESDE AFUERA
¿Y en qué nos beneficia a nosotros?
Visto desde afuera la universidad es una ciudadela de misterio, donde todos los días concurren unos dieciséis mil estudiantes en la mañana, en la tarde y en la noche. ¿Pero para qué está hecha? Allí se va a estudiar y los fines de semana a jaranear, aquí cerquita en la Bocana y en los chicherìos o en el Fundo de la propia Universidad.
Lambayeque tiene unos seis pueblos jóvenes: San Martín, Santa Rosa, Toribia Castro, Los Ángeles, Nuevo Mocce, Santo Domingo, pero nadie sabe a ciencia cierta para qué existe la universidad y a quién beneficia. El discurso justiicatorio se pierde o se esconde con al siguiente frase “formamos profesionales para servir al pueblo”. Peor al poblador no le interesa la formación, sino lo que nosotros podríamos decir “La extensión universitaria”, en salud, educación, organización, asesoría, capacitación, promoción del desarrollo humano, etc. Eso no existe, formal ni funcionalmente como una propuesta integrada.
Por eso todo el mundo señala, a la universidad la conozco sólo de pasada y de fachada.
Qué hay adentro y qué hacen
Adentro en la universidad hay más de un centenar de aulas con carpetas unipersonales –para que cada uno siga siendo individualista-, bibliotecas con libros editados hace 10, 20, 30 40 ò 50 años, con una ruma de tesis que a nadie le sirve, que casi nadie utiliza, porque prefiere ir a las fuentes modernas del internet, con laboratorios repitiendo los mismos experimentos de Pasteur, Joule, Pavlov, etc., sin generar un producto nuevo ni una invención sensacional que sorprenda al mundo y le sea útil a todos, estudiantes que hacen vida social en los cafetines porque entró el profesor “Agua de Manzana” –porque hace dormir a los estudiantes en clases- profesores como hormigas que van para allá y vienen hacia acá con poca comunicación y relación entre sí, aulas con profesores discurseando - “maleteando” – de lo mal que fue desarrollado el curso de Investigación I y lo obsoleto de sus esquemas de la década del 80 o profesores haciendo leer a sus estudiantes las mismas separatas de hace 15 años atrás, porque según él el conocimiento no ha cambiado, aunque él nunca ha ingresado a navegar a internet porque todavía no tiene tiempo para asistir a un curso de computación, etc.
Adentro es un mundo que los ciudadanos comunes y corrientes no entienden, ellos quieren que la universidad justifique el gasto que con sus impuestos les permiten vivir y darles el estatus de ciudadano empleado.
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